lunes, 30 de julio de 2007

15 axiomas para los Directores de Comunicaciones (Joan Costa)

Este artículo ha sido escrito a propósito de la reciente publicación del libro Organizational Communication. Integrated and Emerging Perspectives, de J. Costa, L. Putnam, F. J. Garrido, editado por Wilson & Cox Publishers, Texas 2003.


Tal como sabemos, los axiomas son proposiciones que son admitidas sin demostración, como punto de partida de una teoría, una ciencia o una metodología estratégica para la acción práctica.


Empresa

Una empresa es un grupo humano que “emprende”. Emprende acciones sobre su entorno, toma iniciativas, actúa, se relaciona y asume riesgos.

La empresa es acción por definición y la comunicación tiene que formar parte de la acción estratégica de la empresa. Actuar es una forma de comunicar. La comunicación debe dejar de ser una moda para convertirse en una cultura.


Comunicación

Todo lo que hace la empresa, lo publique o no, es comunicación. Ésta es el sistema nervioso central de la empresa, el que controla toda su actividad interna y sus relaciones con el entorno.

En la comunicación, lo importante no es el que habla, sino el que escucha. La empresa debe adaptarse a sus públicos. Tiene que entender cuál es su lenguaje, sus códigos, sus expectativas, su cultura, sus motivaciones y sus deseos.

Comunicar no es algo que le hacemos “a” la gente, sino “con” la gente. La comunicación eficaz es interacción, debe producir una respuesta en su destinatario. Los resultados de la comunicación deben ser verificables y evaluables. Por eso la comunicación debe ser previamente objetivada y pre-evaluada.


Comunicación corporativa

La cultura interna, la identidad, la imagen y la comunicación son decididamente corporativos, en el sentido de que toda empresa es un “corpus”, un todo armónico e indivisible.

La comunicación corporativa es la suma de las diferentes formas de la comunicación empresarial: interna-externa, institucional-comercial, interpersonal-mediática.

La comunicación, ya sea de índole publicitaria, comercial o promocional, no debería ser concebida como una función más, separada y adosada artificialmente a las actividades de la empresa, sino dentro del conjunto organizado de comunicaciones diversas.


Servicio

La comunicación corporativa es indisociable del servicio.

El servicio es comunicación y relación. El servicio son las personas y la relación entre personas. En él confluyen, dotándolo de valor, la cultura, la identidad y la imagen de la empresa.

Servir es lo contrario de dominar. Es una actitud orientada al cliente en la cual deben converger el principio de la comunicación (lo más importante es el receptor); el principio del marketing (lo primero es el cliente); el principio de las RRPP (lo esencial son las personas) y el principio de la ética empresarial orientada a la utilidad social.

El cliente debe comprender el servicio que se le ofrece. Porque él participa del servicio que utiliza.

Los servicios no son cosas ni objetos, sino datos, información, recuerdos y promesas.

El servicio es un flujo de relación entre el público y la empresa.

Lo verdaderamente importante es asegurar la continuidad de las relaciones entre el cliente y la empresa. Estas son más importantes que los precios bajos, las promociones o la tecnología más avanzada. La tecnología sólo tiene sentido en la medida que sirva al cliente.

El servicio es diferenciador.


Calidad

La calidad del servicio no depende de su cantidad ni de su diseño, sino de la relación de empatía que se logre con el cliente.

La calidad siempre es “la calidad según el cliente”. Calidad objetiva no siempre equivale a calidad percibida.

Creatividad

La creatividad es a fin de cuentas, una “combinatoria” de elementos conocidos pero que hasta ahora no habían sido puestos en relación.

La creatividad es creación en minúscula; una creación pragmática.

Acción

La empresa es acción práctica. La empresa existe porque actúa. La comunicación es una forma de la acción práctica, o de lo contrario, es puro ruido.

Identidad

Lo que la empresa “es” objetivamente.

Imagen

Lo que la empresa es “para mí”. Para la gente, la imagen es la realidad.

La imagen de la empresa es una representación mental. Es la suma de percepciones, recuerdos, emociones, ideas y experiencias vividas, filtradas por la memoria y las motivaciones de cada individuo.

La imagen pública es la suma de muchas imágenes individuales que coinciden.

La imagen no “cuesta” dinero, sino mucha constancia y consistencia para crearse una buena reputación. Pero más importante que cuánto cuesta la imagen es cuánto vale y siempre vale mucho más de lo que costó. Costo y valor no son sinónimos.

Para que las empresas tengan una “buena reputación” en el mercado deben preocuparse no sólo por lo que dicen sino por lo que hacen y porque ambas cosas constituyan un mismo y único discurso.

Cultura

Vivimos en una cultura “mosaica”, hecha de fragmentos de percepciones que se yuxtaponen unos con otros de manera aleatoria, espontánea, totalmente imprevisible, y en desorden, que es lo que caracteriza a la sociedad de la abundancia informacional.
Publicidad

Es una más de las herramientas de la comunicación. Un instrumento que debe ser coordinado con todos los demás que integran la actividad comunicacional y relacional de la empresa.

La gente ya no se deja persuadir por los anuncios. Quiere saber, quiere información sobre lo que se consume.

La información se ha vuelto más importante que la seducción. De la “ideología del consumo” se ha pasado a la “cultura del consumo”.

Media

Los media no se anulan los unos a los otros, sino que se combinan. Los términos “multimedia” e “inter media” significan la fecundación de los media entre sí.

El ejemplo de los botones en la indumentaria es muy claro. Las cremalleras son más prácticas que los botones. Los cierres son más prácticos que las cremalleras. Los “velcros” son más prácticos que los cierres. Sin embargo, todos ellos coexisten en el vestir.

Lo que hace nuestra sociedad mediática es la combinatoria, la complementariedad y la interactividad de los media.

Moda

Coco Chanel dijo que “la moda es lo que pasa de moda”. Pero habría que preguntarse por qué “pasa”. La moda es el triunfo de la arbitrariedad.

No siempre es necesario que la comunicación y la empresa misma esté a la moda. Pero sí debe ser contemporánea. Lo que no es actual no interesa.

Nuevo paradigma

El pensamiento maniqueo es una enfermedad de muchas empresas. Todos los reduccionismos intelectuales deben ser desechados.

Necesitamos un pensamiento abarcativo, polivalente, pluralista, planetario.
Necesitamos nuevas herramientas que nos ayuden a pensar para decidir y actuar.

Nuevas Tendencias en la Creación y Gestión de Marcas (Joan Costa)

La Marca es hoy el principal activo de las empresas. Las marcas más efectivas son aquellas que permiten ampliar el portafolio con productos/servicios de la misma e incluso de otras categorías. ¿Pueden hoy las marcas ser concebidas, designadas y gestionadas como en el pasado reciente?

1. En su concepción y en su comunicación, la marca como elemento dirigido a los sentidos, es un signo al mismo tiempo verbal y visual.

Para la creación de marcas verbales (naming) hay que tener en cuenta las 8 condiciones que determinan la eficacia del nombre de marca. 4 de estos principios son morfológicos (técnicas de construcción verbal) y 4 son psicológicos (técnicas de comunicación).

2. Las últimas tendencias en la creación de marcas apuntan a estrategias nuevas así como al establecimiento de funciones para la marca. Existe una variedad de funciones que la marca debe cubrir según su misión y objetivos. No es lo mismo concebir una marca para un buscador de Internet, unas bodegas vinícolas, un banco, una cadena de supermercados, una discográfica o una ONG.

3. Existen métodos para la medición de los valores de marca, como el Análisis Visual; el Mapa de Marcas; la Valoración de los Atributos marcarios. Métodos que enriquecen las técnicas de investigación social y que, muchos de ellos están al alcance de namers, conceptistas, diseñadores y gestores de marcas.

Otros planteamientos metodológicos favorecen asimismo la planeación y organización de los procesos creativos. Y también los modos de relacionarse con los clientes.

4. La concepción y gestión de marcas, no es sin embargo, una cuestión exclusivamente de métodos. La creatividad es su alimento fundamental. Aquí se reúnen el pensamiento lógico e ilógico. El pensamiento lateral y las técnicas de excitación. El inconsciente creativo y el pensamiento inspirado. Los conceptos y características del briefing creativo. E interviene el posicionamiento y el mapping, así como los objetivos de marketing y de comunicación.

5. Una técnica nueva y muy eficaz es la que hemos llamado Brand Personality. Su creación ha obedecido al principio de necesidad de “crear la Imagen de la Marca antes que la Marca misma”.

Brand Personality permite visualizar el espíritu, el estilo y la personalidad distintiva de la Marca. Por tratarse de un “modelo psicológico”, éste hace posible ajustar el concepto de Personalidad de Marca en términos visuales.

6. El diseño gráfico de la Marca a partir del Naming y de la Brand Personality sigue, desde ahora, caminos muy diferentes a los que seguía tradicionalmente el diseñador, el grafista, el visualista.

La psicología de la percepción; los instrumentos como el eyetracking; los criterios de decisión que contribuyen al diseño de logos y de símbolos. Tales son los nuevos parámetros para el diseño de marcas.

7. La implantación de una Marca y la gestión de los elementos marcarios e identificativos requieren unos planteamientos específicos para la redacción y elaboración de contenidos muy diferentes de los clásicos “Manuales de Normas”, que se han convertido en un modelo genérico.

El “Manual de Identidad de la Marca” es un instrumento vivo para la implantación, la gestión y el control de su coherencia en la comunicación marcaria. Hoy, la multiplicación y la diversificación de los medios y soportes de comunicación (mass media, micro media, Internet...) requieren normas específicas que aseguren la mayor eficacia.

Micropsicología del Consumo (Joan Costa)

Los hábitos del consumo han cambiado radicalmente con el pasaje de la economía de producción a la economía de la información y la era de los servicios. Los criterios que antes eran paradigmáticos en el consumo ya no sirven en las nuevas situaciones.

El criterio “calidad-precio”

La vieja y tan simplista idea que relaciona los valores “calidad-precio” como siendo el criterio, o la regla de oro que determina, o por lo menos sirve de guía, para racionalizar las decisiones de compra, es un criterio insuficiente. Al menos para el analista de la conducta del consumidor. Y sobre todo, para el fabricante, pues tal criterio caducado le aporta bien pocos datos útiles.

Es sabido que la idea de “calidad” es relativa y subjetiva; no es una cosa simple ni exacta. Y oscila según el tipo de bien y de comprador de que se trate. No hay parámetros para construir una medida universal de la idea de “calidad”. En realidad, esta palabra debería traducirse por satisfacción (esperada o experimentada), porque “calidad” se refiere al bien, el producto, el servicio, y “satisfacción” expresa la traducción de aquel valor en términos del barómetro psicológico de cada uno. La satislfacción, y no la “calidad”, es lo que el consumidor obtiene.

Las medidas objetivas que garantizan la calidad (normas ISO, AENOR, UNE, etc.), no garantizan la satisfacción.

¿Qué decir del “precio”? El precio de venta tampoco es objetivo para el comprador, es objetivado por él, supongamos el precio de un pescado o de un reloj de lujo.


El criterio “coste-beneficio”

El criterio “coste-beneficio” se acerca más -por lo menos prácticamente- al criterio realmente aplicado por el comprador. Porque el hecho es que la conducta humana se rige por una ley general de economía, según la cual el individuo sólo está dispuesto a tomar una decisión o realizar un esfuerzo o una inversión en la medida que el beneficio esperado sea claramente superior al esfuerzo. No se arriesga.


El método del “costo generalizado”, de la Micropsicología

La noción de “coste” en la compra de un producto-servicio está, sin embargo, infravalorada, ya que se considera únicamente en términos monetarios: el coste financiero, lo que marca el código de barras o la etiqueta del producto. Es por esta polarización de la idea de “coste” que la Micropsicología ha establecido entre otros métodos, la noción de coste generalizado, que es uno de los nuevos instrumentos de análisis de la conducta del consumidor, el usuario, el ciudadano...

El coste generalizado es la suma del “coste financiero” y el “coste psicológico”. Y este último es la combinación, en pesos relativos, del coste temporal, el coste energético, el coste intelectual más el coste de riesgo. Veámoslos.

■ Coste financiero es (en principio, no solamente) el precio que el comprador paga por el producto en signos monetarios. Es la idea más inmediata y más corriente en términos de economía.
■ Coste temporal tiene dos aspectos: el tiempo que uno invierte en comprar el producto (desplazamientos, esperas, existencias agotadas), y el segundo aspecto de coste temporal: el tiempo que deberé invertir en la utilización, montaje y desmontaje, mantenimiento del producto.
■ Coste energético es la suma de esfuerzos físicos disipados en el transporte del producto (distancia, peso, incomodidad), y después en su conservación y en su manojo (ir a buscar el producto al trastero o bajarlo del estante, y volverlo a guardar).
■ Coste intelectual es un coste asimismo en esfuerzo por comprender: el manual de instrucciones de uso, la letra pequeña de un contrato, el aprendizaje del manejo de un aparato técnico complejo, etc.
■ Coste de riesgo es el temor a la posibilidad de equivocarse, ya sea en la decisión de compra, en la utilización del producto (causar una avería) o en la expectativa de las prestaciones (frustraciones).


Un tejido de microinteracciones

Estos diferentes aspectos del coste generalizado o coste psicológico no son, por supuesto, elementos aislados o excluyentes unos de otros. Por ejemplo, al coste financiero del producto hay que sumarle otros costes (ya no hablemos de la compra de un coche), como lo que cuesta el taxi, o la gasolina si uso mi coche más el coste del estacionamiento (o la multa si estaciono mal); o el coste en tiempo si voy andando y el coste energético si cargo con los paquetes de la compra.

He leído la crítica de un libro, que me ha interesado por el tema (expectativa), y por el autor, que es desconocido (riesgo). Sin embargo, el precio: 19 euros, no sería un freno. Pero finalmente desisto de comprarlo: leo que tiene ¡380 páginas! No dispongo de este tiempo.

Quiero comprar una cámara fotográfica digital. Miro, pregunto y, finalmente, ¿cuál es el motivo decisivo? Psicológico: tamaño/peso, facilidad de uso, estética. ¿Dónde quedó la relación “calidad-precio”? La facilidad de uso de un producto técnico afecta al costo temporal, intelectual y energético. Y éste es uno de los criterios típicos de los aparatos técnicos complejos, que los diseñadores industriales, ingenieros y ergónomos deben tener en cuenta: son la complejidad estructural y la complejidad funcional. El usuario ignora gustosamente la primera: lo que hay dentro del ordenador o del televisor. Lo que sí le importa es la mayor facilidad de uso.

En algunos productos, como bienes de uso, electrodomésticos o muebles, a menudo el criterio decisivo es alguno que no he descrito: el volumen, el espacio que ocupa en el apartamento. A igualdad de prestaciones y precio, el más reducido.

Es la tendencia a la desmaterialización, a la miniaturización, y la doctrina ecologista, la que llevó al eslogan-manifiesto de los diseñadores italianos: “menos materia, más información”. Reducir materia, tamaño, peso y aumentar las prestaciones. He aquí el ideal funcionalista.


Micropsicología, su concepto y sus usos

La Mkicropsicología ha tenido una influencia notable en el campo de la concepción, diseño y fabricación de objetos, en instalaciones y también en la investigación experimental obre el uso de productos técnicos más o menos complejos.

La Micropsicología es una nueva ciencia concebida por Abraham Moles a partir de sus célebres libros Teoría de los actos y Teoría de los objetos. La Micropsicología es el estudio de los pequeños actos, microdecisiones, microacciones, microangustias y microplaceres de los individuos en sus relaciones con las cosas, los objetos, los productos de su entorno. Microconductas que son lo opuesto a los grandes problemas del inconsciente, del psicoanálisis (Freud, Lacan) y la psicología profunda, y que el individuo en el fluir de la vida diaria realiza sin apenas darse cuenta: “El individuo al microscopio” es el subtítulo del libro de Moles Micropsicología y vida cotidiana.

La Micropsicología ha sido desarrollada por su propio autor y por Elisabeth Rohmer, Victor Schwach y Carmen Bonichot entre otros, en Francia; además de otros países, y por mí mismo en España. Las aplicaciones de la Micropsicología son muy diversas: en banca, a propósito del uso de cajeros automáticos; en los robots expendedores de refrescos, billetes electrónicos, etc.; en diseño industrial; en sociología para el estudio de los indicadores de “calidad de vida” y “calidad de servicios”; yo mismo la he aplicado en el diseño de sistemas de merchandising financiero, en España, Portugal y Buenos Aires; para el estudio de racionalización y diseño de facturas en empresas de servicios; y para el estudio del comportamiento de los usuarios aeroportuarios (pasajeros y no pasajeros) con objeto de la creación del proyecto señalético para el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México.

La Micropsicología, curiosamente no ha entrado en la mayoría de las empresas de investigación, y son gabinetes de estudios sociológicos y de diseño industrial, así como los fabricantes, los más inclinados a este nuevo tipo de servicios.

De Leonardo 2006 al Año de la Ciencia 2007 (Joan Costa)

El primer gran artista, científico, inventor e industrial designer de la historia, Leonardo da Vinci,, va a ser la estrella cultural universal de 2006. El evento tiene relación con el “European Forum on Science and Society” de marzo 2005 en Bruselas, preparatorio del Año de la Ciencia, Barcelona 2007.

El Proyecto Universal Leonardo

El profesor Martin Kemp, de la Universidad de Oxford, es el creador de la idea y el comisario que está decidido a coordinar el Proyecto Universal Leonardo, que pretende cruzar Europa. Según destaca el crítico J. F.-Yvars, Kemp es uno de los historiadores del arte más versátiles, autor asimismo de un estudio legendario sobre las concepciones científicas y antropológicas del artista, y fue el artífice de la muestra Leonardo da Vinci que organizó la Hayward Gallery en 1989 y que sentó las bases para una mirada actual sobre el genio renacentista.

Para Kemp, Leonardo se define entre dos polarizaciones que la fantasía ha incrementado: ¿Fue un visionario? ¿O un incómodo outsider mal ajustado a su tiempo, cuyas coerciones le llevaron a una locura genial? En su reciente biografía del artista, Leonardo (Oxford 2004), Kemp opta por sumergirnos seriamente en lo que considera “el legado de Leonardo” -las veinte mil páginas de sus notas y cuadernos- a la búsqueda de la unidad que flota sobre la diversidad inabarcable de los emprendimientos de Leonardo, modelo para esa fantasía renacentista que se llamó hombre universal.

Leonardo es un filósofo de la ciencia que considera la naturaleza como una trama geométrica cuyas gradaciones deben descubrirse en el análisis de cada elemento. Cada gesto, acto de visión o dibujo es para Leonardo una actividad analítica que brinda los fundamentos para rehacer el mundo. La máquina voladora o la Gioconda reinventan el mundo natural que la propia naturaleza pone a nuestro alcance.

Estimulado por la curiosidad científica de la época constituyó el impulso intelectual más duradero durante el Renacimiento. Leonardo elaboró una propuesta fundamental para acceder al arte del siglo XVI a partir de una proposición revolucionaria: el artista digno de este nombre debe crear una obra universal, al igual que el científico ajusta sus predicciones a los datos observables del laboratorio y los sustrae a la imaginación del alquimista.

“Los cuadernos de notas de Leonardo son el atisbo de un mundo de presencias revolucionarias del que el optimista siglo XIX supo sacar buen partido -escribe J. F. Yvars-. Pero es el XXI el que debe discutir la envergadura de las propuestas de Leonardo por una ciencia viva y creativa que responda, ya, a las necesidades universales del hombre y matice las audacias de una tecnología sencillamente instrumental e interesada en la hegemonía política”.


La transmisión de conocimiento

El problema que hoy plantea el conocimiento científico es el de llevarlo “a pie de calle”, integrarlo a la educación desde la infancia, convertirlo, en fin, en lo que es: la ciencia también es cultura. Cultura humanística, cultura artística, cultura científica y cultura técnica forman parte de la única cultura.

En mi trabajo “La comunicación pública de la ciencia”, publicado en el reciente Anuario Punto Doc 2004-2005, he escrito que “Ha llegado la hora de redescubrir la comunicación de información, la visualización gráfica. Hay que recordar los grandes ejemplos históricos, como los estudios científicos de Leonardo; pensar en Mercator y la visualización cartográfica del mundo; en los enciclopedistas (Diderot y D’Alembert), cuyas imágenes impulsaron el pensamiento técnico y la revolución industrial; en la iconografía científica; en las ilustraciones, los esquemas, gráficos, diagramas y tantos otros recursos utilizados en didáctica, estadística, sociología, industria, economía, y en la modelización de procesos; y de un modo general en todas las disciplinas científicas cuyos progresos no habrían sido posibles sin la contribución de la imagen, la ilustración y el diseño gráfico"

Leonardo fue un visionario de la ciencia y la tecnología. Sus estudios anatómicos y zoológicos; sus diseños sobre el movimiento de las aves, del cuerpo humano, de los ingenios mecánicos; sus invenciones siempre anticipadas a las posibilidades técnicas de su época, como la máquina voladora, el ascensor o las máquinas de guerra; sus estudios sobre óptica o sobre los fenómenos y las fuerzas de la naturaleza, así como sus investigaciones en geometría y en perspectiva, precursoras en parte de las anamorfosis; su interminable producción de ideas mostradas en imágenes en todo su detalle, son en conjunto una dimensión más allá de su grandioso arte pictórico y gráfico. Leonardo vivió entre el arte, la ciencia y la técnica.


La comunicación gráfica de la ciencia

Si el Proyecto Universal Leonardo será la estrella cultural de 2006, el 2007 será el Año de la Ciencia en Barcelona, una iniciativa que se encuadra en el gran proyecto impulsado por la Comisión Europea. Un evento importante, preparatorio del 2007 barcelonés será sin duda el European Forum on Science and Society que se celebrará el próximo mes de marzo en Bruselas.

El texto citado anteriormente (“La comunicación pública de la ciencia”) está basado no sólo en la iconografía científica y su historia, sino también en los recientes estudios sobre neurociencia y percepción visual donde expongo las características perceptivas de la imagen en sus múltiples variantes, para la transmisión de conocimientos.

Con este propósito, mi aportación al European Forum on Science and Society será un trabajo, actualmente en curso, sobre el grafismo científico y sus capacidades únicas para visualizar la información (un tema que ya abordé en La esquemática. Visualizar la información, Paidós, 1998) y que retomo desde un ángulo nuevo en Cientigrafía, la revelación de lo invisible, para esta presentación europea del próximo mes de marzo.

Mi firme convicción es que la ciencia sólo puede ser divulgada al gran público por medio de mensajes visuales específicamente elaboradas para este fin.

El diseño gráfico tiene la capacidad única de dar forma a la información.

La Operación Triunfo del “Corporate” (Joan Costa)

El Gran Imperio Planetario es todopoderoso y habla en inglés. Los demás estamos colonizados por él. Pero nos chifla estarlo y le damos las gracias. Padecemos el síndrome de estocolmo.


Todos los días, nuestro Gran Imperio inventa nuevas palabras (no nuevos conceptos ¡ojo!) y las fabrica con la técnica del marketing marcario. Son palabras reducidas a marcas, y así funcionan como primera condición del éxito. A la gran audiencia colonial le encanta engancharse a este vocabulario, aunque no sepa bien lo que significa, porque hablando así el inglés corporativo cada uno se siente tan realizado...

(Déjenme decirles a propósito de esto, que paradójicamente, Naomi Klein concibió el título de su libro No logo -desorbitadamente lanzado como el manifiesto antimarcas-, exactamente como se fabrican las marcas, es decir, según mi versión de seis condiciones: 1, brevedad = tres sílabas en este caso; 2, fonética = tres vocales para tres sílabas, y aquí siempre la misma vocal (“no ligo” ya no suena tan bien); 3, universalidad, pues el libro se traduce, pero su título-marca, no; 4, resistencia a las deformaciones sonoras: “no logo” se pronuncia prácticamente igual en todas las lenguas; 5, diferenciación y 6, capacidad de memorización, devienen de las tres primeras condiciones. Toda una técnica refinada para la fabricación de best sellers).

Regresemos a la operación triunfo del corporate, que escala más puestos cada día en los automatismos mentales más acríticos y obedientes de los ejecutivos. Confieso mi ignorancia. Y ante el éxito apabullante del corporate, busco información.

Primero en la etimología, que es lo más sensato. Ahí encuentro que la palabra viene de corpus. Veamos acto seguido dónde se aplica, y hagámoslo cronológicamente. Si pregunto a la historia socioeconómica, me encuentro con el inicio del asunto: en el corporativismo medieval, que puesto al día, resulta ser la matriz político-económica de nuestros grandes monopolios transnacionales (USA, Europa y Japón), que se camuflan absolutamente con el pretexto neoliberal y democrático. La cosa empieza a cuadrar.

Si finalmente escucho lo que se piensa que significa corporate, corporación en el ámbito de las empresas y más concretamente en el management (¡atención! contra lo que se cree, este término no es inglés sino francés, como glamour), entonces parece que una corporación es una gran organización, un gran grupo multinacional. Las pymes no son corporaciones.

Como última consulta de comprobación, recurro al Espasa. Dice así: “Corporación. Agrupación o comunidad, generalmente de interés público, y a veces, reconocida por la autoridad”. “Corporativismo. Doctrina y sistema socioeconómico caracterizado por la rígida intervención del Estado capitalista y liberal en las relaciones productivas a través de la constitución de asociaciones profesionales de empresarios y trabajadores, en contra del sindicalismo de clase, marxista y anarquista. Promovido por el movimiento social católico del s. XIX gozó del respaldo de las encíclicas sociales Rerum Novarum (1891) y Quadragesimo Anno (1931). Institucionalizado por el fascismo y el nazismo, quedó relegado después de la S.G.M. al Portugal de Oliveira Salazar y a la España de Franco (sindicatos verticales)”. Fin de la cita.

Así, desde la Edad Media, que fue cuando nació, el corporativismo ha sido reencarnado. Ahora, en su feliz último (por ahora) nacimiento, en el seno de nuestro amado Imperio Planetario. ¿Hay algo significativo en todo este recorrido semántico? Me parece que es evidente, y es por esta doble razón que rechazo el término. Y si lo he utilizado en su variante “corporativo” (no corporación ni corporate) ha sido por el motivo principal de la etimología, pues entiendo orgánica y funcionalmente la empresa como un “cuerpo” total en su funcionamiento y en sus resultados. El segundo motivo, secundario, por el que lo utilizo a pesar de no estar de acuerdo, es por la evidencia de la notoriedad y el uso generalizado que el término ha conseguido... E pur si muove.

Vamos ahora a lo práctico, que es lo que interesa. Dado que, hábilmente adaptado a la terminología empresarial, corporativo, corporación, corresponden al mundo de las grandes potencias de la producción del acero, la agricultura, la industria armamentística, las tabaqueras, las bebidas, las eléctricas, las químico-farmacéuticas, las transgénicas, etcétera, etcétera, resulta obvio que el concepto de corporate no sirve para nada a las pequeñas y medianas empresas, ni a las organizaciones sin ánimo de lucro. Operativa y prácticamente, si se pretende que corporate sea un instrumento estratégico utilizable debe ser universal, independiente del tamaño de la organización, la composición del capital, el sector de actividad, la antigüedad y el ámbito geográfico de sus negocios. Si no cumple estos requisitos (después ya vendrán bajo este techo las estrategias particulares), corporate no es un instrumento, es un puro signo verbal.

Otro motivo de mi rechazo es que ese pretendido instrumento de gestión excluye a la comunicación comercial y publicitaria que, según parece, no forma parte del corpus de la empresa. Además del carácter elitista del invento, se le suma la actitud reduccionista y fragmentaria.

Este hecho resulta doblemente chocante cuando al fin topas con alguna literatura sobre el corporate en el ámbito empresarial, donde he encontrado esta definición: “corporate es la gestión de todos los recursos de comunicación que influyen en la imagen y la reputación corporativa”. O sea que se refiere a todos los recursos de comunicación y excluye los de la comunicación comercial, como si ésta no influyera en la imagen de la empresa ni en su reputación. ¡Acabáramos!

Por fin me entero con toda claridad. Lo malo es que el término no se explique por sí mismo y haya que recurrir a las definiciones.

Digo que lo entiendo clarísimamente porque ésta es exactamente la definición del contenido de un libro mío ¡de 1977! (se cumplen 25 años) cuyo título bien explícito dice así: La imagen de empresa. Métodos de comunicación integral. Fue publicado por Ibérico-Europea de Ediciones en Madrid, y recientemente reescrito y publicado con el título Imagen corporativa en el siglo XXI por Ediciones La Crujía, en Buenos Aires el pasado año 2001.

Cuando así, en 1977 se habló por primera vez de integrar las comunicaciones para la imagen, ¿no estaba yo explicando el corporate? La segunda vez que aparece la idea de integrar las comunicaciones en un libro, fue 13 años más tarde. Lo hizo Don Schultz, de la Northwestern University de Illinois en su obra Integrated Marketing Communications (1992). De todos modos, lo que Don Schultz integraba no era el corpus, el todo, sino una sola de sus partes. A mi me interesa la empresa como un sistema total, a Don Schultz le interesa uno sólo de sus departamento. La distancia conceptual es vidente.
Y si no hay diferencias entre la definición del corporate y la filosofía de mi libro, sí la hay en la práctica. De ello dan fe los (hasta hoy) 25 años durante los cuales he creado y dirigido más de 300 programas para empresas de todo tamaño y actividad en Europa y América. Naturalmente, con mi metodología, que sigo aplicando y perfeccionando. La llamo sencillamente imagen global.

Conclusiones

1. El colonialismo corporativo tiene una gran arma de dominación que es el lenguaje (recuerden cómo los misioneros católicos en la América hispana impusieron el español en las plegarias y enseñaron así a los indios que las suyas eran pecado).

2. Recordemos a aquel filósofo que, ante las grandilocuencias apabullantes, pero vacías, decía que “la verdad casi siempre entra por la puerta pequeña”. También me gusta evocar a otro filósofo: “Hablar claro es un valor en sí mismo” (Karl Popper).

La gestión de las comunicaciones en la empresa (Joan Costa)

Este artículo propone unas reflexiones a propósito de la figura del DirCom y su rol en las empresas y organizaciones. La temática corresponde al “Master Internacional DirCom on-line”, creado y dirigido por el autor que se imparte en 2ª edición en España y América Latina.

En los últimos años, el mundo ha transitado de la cultura técnica artesanal e industrial y el ideal economicista -como medidas de los valores en las empresas- a la sociedad del conocimiento. En otras palabras, hemos pasado de la fábrica introvertida al know how como meta, y después de la empresa a la universidad. Sin embargo, este último paso parece ser, todavía para algunos, excluyente.

La escisión histórica entre “hombres de reflexión” y “hombres de acción”, o entre teoría y práctica, es un prejuicio aún persistente entre nosotros. Hace falta una visión global, holística, y una mentalidad abierta y dialógica para comprender el Todo y las Partes (y su interdependencia intrínseca), y luchar contra los maniqueísmos y otros reduccionismos que quieren ver lo opuesto o contrario como excluyente cuando las cosas, precisamente por ser -o parecer- contrarias, son, -o pueden ser complementarias.

La realidad es que nuestra economía de información ha inoculado nuevos modos de ver, conceptos científicos, ideas-herramienta en la vida de las empresas, que son la nueva conciencia en las organizaciones. Algunas de estas ideas se nombran con palabras viejas; otras sólo aparentemente viejas. Ya estaban de siempre en el diccionario, pero nunca franquearon los umbrales de la empresa, ¿cómo los más pragmáticos conservadores se iban a fiar de ellas?

Algunas de estas palabras ya estaban en la física, en la mecánica, por ejemplo, retroacción o feedback, pero no nos habíamos dado cuenta que estos efectos conocidos se dan también en una “mecánica organizacional”, o una “mecánica social”. Otras son antiguas y siempre habían sido ajenas a las empresas: código, ruido, complejidad, mensaje, cultura, visión, misión, valores, modelos, interacción, imagen, memoria, crisis..., pero ahora han tomado un sentido nuevo y operacional en el ámbito del conocimiento, y por extensión, en la praxis empresarial.

Llamo a estos dispositivos del pensamiento y de la acción, “conceptos-herramienta”. Porque sirven tanto a las técnicas mentales (estrategia, plan, gestión, diagnóstico, evaluación) como a las técnicas materiales (producción, operación, acción).

Entre estos conceptos-herramienta hay uno que conocemos con un viejo nombre: comunicación. Tan viejo como el principio de la vida, de los organismos, de las microsociedades primitivas. Y tan nuevo como acaba de re-nacer, hace poco más de medio siglo, con la sociología (de la comunicación) y las tecnologías (de comunicación). Con nuevos significados, nuevas dimensiones y nuevas -y muchas todavía desconocidas- prestaciones.

Comunicación ya no sólo significa estar en contacto e intercambiar impresiones, ideas, experiencias entre personas. Su sinónimo, Información, ya no significa únicamente las noticias que leemos en la prensa o escuchamos en la radio. Ambas se funden y son la nueva materia (inmaterial) y la nueva energía (invisible). La Información: materia y energía del conocimiento.

El conjunto de trabajos publicados en el reciente libro “Master DirCom. Los profesores tienen la palabra” es un excelente ejemplo de ese pasaje de transición de un punto a otro hacia el futuro. Y una constatación fehaciente de que las nuevas herramientas del conocimiento, del saber, son verdaderos útiles para la gestión de las organizaciones, la eficacia, la producción de bienes, la mejora de las relaciones humanas en la empresa y de ésta con la sociedad.

El sentido del término empresa -recordémoslo- tiene la dignidad de emprendimiento, de creatividad, de misión, de compromiso hacia un fin común. También incluye el sentido de institución: de fundar o instituir para durar y desarrollarse. Es desde esta visión neohumanista (no neocon) que debe entenderse la comunicación. Como ejercicio positivo de relación, de interrelación, de cooperación.

En estos momentos en que celebramos el centenario de los grandes progresos científicos que debemos al gran visionario que fue Albert Einstein, me viene a la memoria uno de sus lúcidos pensamientos: “Instrumentos maravillosos para fines inciertos son el signo de nuestro tiempo”. La comunicación, como estrategia y como instrumento, es neutra -para bien y para mal-. Por eso debe ser regida por una filosofía y una política que oriente sus usos y sus fines. Que sea el tejido que vincule a la empresa al servicio de la sociedad (no sólo al mercado). Que la comprometa con la cultura (no sólo con el consumo). Que le inspire la conducta ética y el recto proceder (no sólo al negocio).

Incrementar la Fidelización del cliente aumentando los costes del cambio - Una herramienta eficaz en la gestión de la fidelización.

Incremente el coste que les supone a sus clientes cambiarse a la competencia y aumentará su fidelidad, creando un valor en la relación, duradero y rentable para su empresa.

Al observar la fidelización del cliente desde una perspectiva económica, obtenemos una interesante conclusión: Los clientes fieles a la empresa son aquellos a quienes les supone un gran coste el cambiar de empresa. En otras palabras, la fidelización no es consecuencia única de la atracción emocional que los clientes sienten por un producto o por una determinada marca, también es consecuencia directa de los costes asociados que suponen el cambiar a la competencia.A pesar de que el servicio que ofrece Iberia no suele ser muy diferente al de otras compañias ¿por qué un cliente que vuela todas las semanas permanece fiel a Iberia?

Los billetes son caros, la atención personal deficiente, hay frecuentes retrasos, etc., entonces, ¿que tiene Iberia que hace que el cliente vuelva y repita cada semana?

La respuesta es simple: La razón más importante por la que este cliente prefiere coger un vuelo de Iberia a otro de la competencia, es porque Iberia le ha dificultado el hecho de cambiar a otra compañía. Así, si el cliente se ha ganado el status "Iberia Plus Oro" y tuviera que cambiar de compañía, perdería todas las ventajas y beneficios que conlleva dicho status. De modo que, la razón por la que permanece fiel a Iberia, es porque los costes asociados por sustituirla por otra compañía, le supondrían una pérdida de importantes beneficios.Si una persona usa un ordenador portátil de Apple desde hace mucho tiempo, será un usuario avanzado debido a la familiaridad con este sistema. Si tuviera que cambiar al sistema Windows de Microsoft, habría un gran coste asociado a este cambio: Su productividad bajaría, el nivel de fustración por tener que aprender un nuevo sistema operativo sería elevado y no sería posible utilizar ninguno de sus programas actuales, lo que supondría tener que adquirir más software, ya que el anterior no le serviría.

El cliente permanece fiel a Apple porque el coste total asociado al cambio a Windows le resulta muy alto.Pero mientras cambiar de Apple a Microsoft o de Iberia a otra compañía aérea tiene unos costes de cambio elevados, el cambiarse de un fabricante de automóviles a otro no los tiene. La curva de aprendizaje por conducir un modelo diferente de coche es muy baja. Así que cambiar entre marcas no es siempre tan dificultoso o costoso, dependerá primero del tipo de producto o servicio y segundo, de las barreras de cambio que pueda implantar la empresa. Vamos a ver alguno de los factores que se pueden usar para incrementar la fidelidad del cliente, aumentando también los costes del cambio.Coste de cambio debido a la oferta de un producto diferenciado.

Una manera obvia de crear fidelidad es poseer un producto único y diferenciador. Por ejemplo, el usar una agenda electrónica (PDA) Palm como sistema para almacenar y organizar los contactos y eventos. Una característica única del sistema operativo de la Palm es su lenguaje "Grafitti", que permite introducir nuevas anotaciones, escribiendo directamente en la pantalla táctil con un lápiz especial. No se trata tan sólo del lenguaje "graffiti" del sistema operativo de la Palm, sino del aprendizaje que se ha tenido que realizar para optimizar el proceso. Si se cambiara a otro tipo de PDA, basado en otro sistema operativo, se tendría que olvidar prácticamente lo aprendido y comenzar de nuevo.

Además, también tendría el problema de traspasar los datos de la PDA al otro sistema, por lo que los costes de cambio serian aún mayores.

Palm ha creado de forma exitosa su propio sistema operativo, el cual hace ser fiel a Palm, ya que cambiar a otra compañía con otro sistema operativo, requeriría dejar de utilizar características que para el usuario de una Palm resultan muy efectivas.Costes de cambio debido a beneficios y status conseguidos por el tiempo.

Un factor muy importante a tener en cuenta, es el status que se posee en una empresa, que permite al cliente recibir servicios y beneficios especiales como consecuencia de su fidelidad. Así, Palm por ejemplo, además de crear un único y diferenciado producto, incrementa los costes del cambio ofreciendo servicios exclusivos a sus clientes. Si una persona se registra en su servicio especial de e-mail, recibirá uno o dos e-mails cada semana con trucos, consejos, novedades y ofertas acordes al perfil del usuario. Si el cliente notifica que no tiene interés en recibir información sobre juegos y comunica que tiene un nivel de usuario avanzado, Palm se ceñirá a estas preferencias y tan sólo le remitirá comunicaciones que se ajusten a su perfil. Para cambiar a otra PDA, la persona tendría que informar de nuevo de todo lo que le gusta y disgusta, suponiendo que incluso ese tema llegue a preocupar a esta nueva compañía. El cliente permanece fiel a Palm, porque ha realizado un esfuerzo de "darse a conocer" y Palm usa esa información para proveerle de un servicio personalizado.Volviendo al ejemplo de las líneas aéreas, cuando un cliente se presenta en el mostrador de Iberia y dice que es "Cliente Oro", éste se siente importante por haber alcanzado dicho status, gracias a los vuelos realizados con dicha compañía, consiguiendo además unos servicios y beneficios especiales como agradecimiento a su fidelidad, tales como: un número gratuito de teléfono para contactar con un agente de atención al cliente, prioridad de embarque con acceso preferente al avión, disposición inmediata de una franquicia de 10 kilogramos sobre el peso máximo permitido, seguro de asistencia en viaje en el extranjero ,una sala VIP con todos los servicios y comodidades para la espera, etc. La combinación del privilegiado status y su reconocimiento, junto con los servicios y beneficios que se reciben como consecuencia de ello, hace que se permanezca fiel a la compañía.Además de por conveniencia, existe un motivo meramente económico, si consideramos por ejemplo que una persona vuele una vez por semana, y cada vez que coge el avión, necesita 20 minutos para facturar el equipaje y otros 20 minutos en esperar a recogerlo, significa que consume 40 minutos en la ida y otros 40 en la vuelta sumando un total de 1.20 horas semanalmente. En el transcurso de un año la suma alcanza las 69 horas. Pero, cuando se alcanza el status de "Cliente Oro", como pasajero frecuente de la compañía, se tiene prioridad de embarque y raramente se tiene que facturar el equipaje. Lo que significa una optimización muy significativa del tiempo que uno posee, elemento muy importante en viajes, sobre todo de negocios. El cliente, sin lugar a dudas, decidirá mantener su fidelidad a Iberia por este importante motivo.
Coste de cambio debido a una emocional resistencia al cambio

Cambiar cuesta. Algo ocurre cuando realizamos una gran inversión a nivel emocional y personal. El tiempo que le dedicamos a pintar nuestras casas, aprender a circular por las estanterías de nuestro supermercado más próximo, aprender a usar un nuevo ordenador, o convertirse en un miembro reconocido de una aerolínea, nos conlleva unas ataduras emocionales. Debido al sentimiento que tenemos de algunas cosas en las cuales hemos invertido mucho esfuerzo y dedicación, nos aferramos enormemente a ellas. Esta inversión emocional se traduce en un coste por el cambio. Nos quedamos con lo que nos resulta familiar porque intentamos evitamos los cambios y nos inquietan las incertezas.Hemos puesto algunos ejemplos de los muchos factores que pueden incrementar los costes de cambio. Y mientras pensamos en fidelización como una emocion, en nuestra vida personal es bastante practico pensar también en ella en puros términos economicos.Incremente el coste que les supone a sus clientes cambiarse a la competencia y aumentará su fidelidad, creando un valor en la relación, duradero y rentable para su empresa.