lunes, 30 de julio de 2007

¿Hay una conciencia crítica del diseño? (Joan Costa)

A pesar de la presencia ubicua de los productos de diseño y de su auge aparente, éste y en especial el diseño gráfico o la comunicación visual, se encuentra en una compleja confusión conceptual. Más concretamente: está en crisis.

Los dos hitos históricos fundamentales -de fundadores- del diseño: la imprenta gutenberguiana y la Bauhaus, distan entre sí unos 500 años. Y de la Bauhaus hasta los inicios de nuestra era de la Información no han mediado más que tres décadas. En este último tramo ha habido mucha compresión de acontecimientos, pero poca comprensión de lo sucedido. Se han concentrado más cambios, transformaciones e innovaciones que en los cinco primeros siglos de historia del diseño.

Así, desde principios del siglo XX hasta hoy, el diseño gráfico se ha transformado en comunicación visual. El artista gráfico se ha convertido en operador. El grafista se ha hecho conceptista-visualista. La bidimensionalidad del espacio gráfico de la cultura del libro se ha desdoblado y se ha vuelto multidimensional, digital e interactivo. Hemos pasado de la economía de producción a la economía de información (la “nueva economía”) y de la cultura material a la cultura de lo inmaterial, los datos, las imágenes, los signos, los símbolos y los valores. La Historia (hoy poshistoria), el Industrialismo (hoy posindustrialismo) y la Modernidad (hoy posmodernidad), ¿arrastran el Diseño al posdiseño?

La ciencia de la información o de la comunicación hicieron su aparición a mediados del siglo pasado, al igual que las primeras máquinas de manipular información (computer).
Ahora tenemos demasiada tecnología, poca metodología y nada de filosofía. Las teorizaciones más sólidas de que disponemos son todas ellas preinformacionales, precientíficas y pretecnológicas. Esta es la situación.

El mundo académico de Occidente está revisando de arriba abajo los planes de estudios ante la certeza de su desfase. La mayor parte de los profesionales se debaten en discusiones teóricas, formales y también éticas en busca de una identidad contemporánea del diseño.

Todo este río revuelto ha comportado un tránsito profundo en un contexto socioeconómico, que al mismo tiempo es cada vez más complejo. Y nos ha encontrado conceptualmente desarmados. Por eso el diseño se agarra a todas las tendencias, a todas las referencias de manera desesperada y acrítica: todo vale.

Sin embargo, y paradójicamente, el diseño de comunicación visual deviene crucial. Y lo será cada vez más en nuestra época, que se define con tres palabras que han adquirido nuevos sentidos: Comunicación, Información y Conocimiento. Estas palabras clave constituyen un nuevo paradigma para la reflexión y para la práctica del Diseño.

Por eso mismo, mientras el debate gire en torno a las formas, los medios y las técnicas, y olvide así sus funciones sociales y culturales en nuestra era del conocimiento, el diseño de comunicación seguirá extraviado en su propio laberinto.

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